Recorrimos durante esta semana las calles de Pamplona, vale decir que es el municipio de Norte de Santander y no la capital de Navarra en España, aunque también es bueno aclarar que a ella debe su nombre y gran parte de su tradición, pues aún se aprecia allí la riqueza arquitectónica heredada del pueblo español propias de las épocas de la Colonia y la República.
Si bien la mayoría de personas visitan esta bella ciudad para conocer la gran cantidad de museos, sitios culturales e iglesias católicas que alberga, nuestro propósito era otro: acompañar el aniversario de nuestra congregación hija asentada allí desde 1993 y donde Manuel Contreras, Mario Rangel y los pastores Pedro Delgado, Omar Uribe, Roberto Blanco, Mauricio Conde y Jorge Rojas han pagado un alto precio para que Jesucristo sea conocido.
La calidez de la congregación, contrastante con el frío que caracteriza a Pamplona, fue la constante en esta visita. Fuimos testigos de la pasión y dedicación de sus líderes en su reunión de planeación y escuchamos uno a uno los directores de los 12 Departamentos, coordinadores generales de los 53 Grupos Bíblicos y 40 Devocionales Empresariales, y los testimonios de vidas impactadas por el evangelio que se predica en este lugar.
Muy impactante fue conocer también que al igual que la ciudad es nombrada como fundadora de ciudades, el Centro Cristiano de Pamplona a bordo de su camioneta “la misionera”, ha conquistado tierras como Pto. Ayacucho (Venezuela), Chítaga, Arjona y va en camino a Pamplonita y Arauca.
Esperanzador y motivante fue también dialogar con los jóvenes universitarios de la iglesia que representan un sesenta por ciento de su membresía. Muchos de ellos se han desplazado desde diferentes lugres hacia la “Ciudad Estudiantil del Oriente Colombiano”, como también se le llama a Pamplona, y han encontrado además de la oportunidad de profesionalizarse, el privilegio de conocer al Señor Jesucristo y servir en su Obra.
Si sólo unos veinte años atrás alguien hubiera hecho este mismo recorrido por Pamplona, tal vez por su mente jamás hubiera pasado que sólo dos décadas después se levantaría aquí una iglesia cristiana que atiende unas 1.500 personas por semana, ha ganado una curul en el Concejo, emite programas diarios de radio y realiza labor social en esta ciudad reconocida como la tercera en tradición católica de Colombia.
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